Lugar: Laguna San Rafael y Golfo de Penas
Entrada: Río Exploradores
Salida: Puerto Aysén
Líder de Salida: Marcelo
Objetivo: partir desde Río Exploradores llegar en kayak de mar a la Laguna San Rafael, portear el Istmo de Ofqui y llegar al Golfo de Penas
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RELATO DE LO ACONTECIDO EN LA EXPLORACIÓN DE LOS RÍOS EXPLORADORES, LAGUNA DE SAN RAFAEL Y BAJADA AL GOLFO DE PENAS POR EL ISTMO DE OFQUI
Por Marcelo Díaz
De los preparativos.
Todo se inicia un día de diciembre en casa de Jorge, donde la mayoría se impone con la opción de ir hasta la Laguna San Rafael a tomar un traguito con los hielos milenarios, como un grupo típico de turista, sin saber que sería más que un viaje de turista….
Nos dividimos las tareas: la logística del viaje, el transporte, el alojamiento en los puntos de llegada tanto hacia la laguna como para el retorno, las finanzas, el encargado de la ruta y sus puntos de campamento, la seguridad, el equipo de la cordada y las comunicaciones, en fin, cada una de las necesidades contaba con un encargado que debía informar sus avances en cada reunión de coordinación. Claro que éstas eran más un motivo de encuentro para pasarlo bien, refrescarnos con una cerveza bien helada o un buen jugo natural para otros.
Se iniciaron los encuentros de entrenamiento ya que debíamos tomar con seriedad el destino y prepararnos para toda eventualidad. Fuimos hasta las Salinas de Pullally para practicar en las olas y equipo de campamento, también al Lago Vichuquén para practicas de rescate y otros.
Fueron 3 meses de planificación, practica y encuentro…. la parte previa a la expedición, la planificación, los encuentros, las practicas es tan buena como la expedición en sí misma.
El viaje a la zona.
De acuerdo a lo planificado, por Jorge, se fueron desde Santiago 11 kayaks en la camioneta con carro y con la mayoría del equipo en bidones (gentileza de Jorge), y en Puerto Montt se acopló el número 12.
Un pequeño inconveniente de este viaje: la camioneta y su carga debía realizar la travesía entre Puerto Montt y Chacabuco en ferry, pero por problemas del transporte sólo fue hasta Chaitén y desde allí continuó por la Carretera Austral para encontrarse con nosotros en Coyhaique.
Nosotros viajamos en avión, el sábado 5 de marzo, unos temprano en la mañana y otros al medio día, para llegar a Balmaceda y de ahí con destino a Coyhaique a realizar las últimas compras de los alimentos perecibles y, por supuesto, la comida de despedida en algún café-restaurante donde nos atendieron casi una hora después de haber llegado.
La salida a Río Exploradores desde Coyhaique se inicia con problemas, pero nos dimos cuenta bastante mas tarde. El domingo 6 nos levantamos a eso de las 3 de la madrugada, para cargar el transporte, un minibus, que nos trasladaría a los 12 hasta el patíbulo, es decir, al Río Exploradores. Todos semidormidos, olvidamos varias cosas en las cabañas donde nos alojamos.
El desayuno de esa mañana, ya de expedición, con un café de grano fuerte unido al poco descanso y el vaivén de transporte le pasa la cuenta a nuestro querido Rodrigo quien casi abandona al grupo por problemas estomacales. Esa parte del viaje la dedicamos a observar el hermoso paisaje patagónico y comentar el estado de Rodrigo. Realizamos una parada en el pueblo Puerto Río Tranquilo cuando ya había amanecido. Fotos, compras, Rodrigo a tomar aire y el clima nublado pero estable.
Ingresamos al camino de penetración bordeando el río Tranquilo hasta el medio día, llegando hasta nuestro punto de desembarco, de acuerdo a lo planificado y visto en el Google Earth, pero el camino continuaba por otros 10 km hasta la unión del Río Exploradores con el Río San Juan y Río Teresa, lo que significó remar 14 km menos por el río Exploradores.
Bajamos los kayaks, los bidones con el equipo, las últimas compras en Coyhaique y comenzó la tarea de cargar con todo eso los botes. Algunos no habían realizado las pruebas de carga antes de la salida, por lo que hubo que enviar de regreso con la camioneta todo aquello que no entraba... y fue bastante.
Terminada la estiba de los kayaks, los transportamos cada uno de ellos entre cuatro personas hasta el río, ya que éstos iban a plena carga. Toda la maniobra nos tomó como 3 horas.
Se inicia la expedición.
Día 1 (domingo 6)
A eso de las 15 horas se inicia la remada, sin antes indicar tener cuidado, navegar por el centro del río, cuidado con los troncos…. fue mucho, pero era mejor a que pasara algún percance.
Como se ven en las fotos el río es tranquilo, con algunos lugares con mayor corriente por falta de agua, uno que otro rápido, grado 0.5, que en algunos casos desvió más de un kayak, por el peso de éstos.
Se probó remar contra la corriente y era factible realizar el viaje de retorno por el río, no sin alguna dificultad en las partes de poca profundidad. Sería nuestro plan B de retorno.
Como a las 5 de la tarde se inicia la búsqueda de un lugar para hacer campamento. Incluyó varias exploraciones sobre la superficie vecina al río, lo que fue inútil ya que no habían buenos lugares para instalar carpas, así que se toma la decisión de continuar hasta el primer campamento marcado por mapa, y que estaba en la costa oeste de Bahía Exploradores. Hubo que remar con fuerza para poder cruzar dicha bahía ya que se estaba levantado viento en contra con una marejadilla molestosa que nos separaba por momentos en dos grupos.
Llegamos casi al anochecer, a las 7 de la tarde, al punto fijado. Buen lugar para las carpas pero sin una fuente de agua cercana.
El tiempo fue apacible con algunas gotas de lluvia al inicio de la marcha, nada desagradable.
Día 2 (lunes 7)
A las 9 de la mañana, después de un reponedor desayuno y de desarmar el campamento, partimos en busca de agua en la pared sur de la Bahía Exploradores. En una hermosa cascada se llenaron las bolsa de agua y botellas.
Continuamos nuestro viaje hacia el sur, hacia la Punta Garrao, pero bordeando la orilla este, hasta unas salmoneras y con un intento de desembarco en una pequeña entrada, para alguna necesidad imperiosa, según informó Marisol.
A la altura de la Punta Garrao comenzamos a cruzar a la orilla oeste del Estero Elefantes, (el Estero Elefantes es la continuación de Canal Moraleda, hacia el sur), era cerca del mediodía para ese momento, la hermosa columna de 12 kayak tenía un largo de casi un kilómetro divididos (esparcidos) en 3 grupos. Hacia el sur se divisaba un punto de una embarcación que se acercaba velozmente a nuestra posición, era la motonave Patagonia Express, un catamarán que no disminuía su velocidad, por lo que Martín toma contacto por radio avisando de nuestra presencia para que pudiésemos cruzar sin inconvenientes.
Luego que todos cruzáramos, nos reagrupamos y realizamos una pequeña parada en una playa, con una casa en el fondo, sólo para estirar la piernas y tomar agua, luego continuamos nuestra marcha hacia el sur.
Teníamos que aprovechar la marea que estaba subiendo, que nos permitió cruzar el paso de Quesahuen con la corriente a nuestro favor y con unos 6 nudos en ese momento. Cruzamos entre la costa oeste y la isla Leonor, con algunos remolinos y una visible fuerza de la marea entrante.
Comenzó la búsqueda de campamento número 2, después del paso Quesahuen, y continuamos al punto marcado como punto de campamento unos 3 kilómetros más al sur del paso.
El segundo campamento, estaba formado por una pequeña bahía protegida del viento norte, con una pequeña punta, que más adelante nos dimos cuenta que realmente era una isla.
Llegamos con buen tiempo, mar tranquilo, incluso el sol salió para invitar a algunos a tomar un baño en las frías aguas del estero (realmente un canal de unos 5 km de ancho). Eran las 6 de la tarde y estábamos chapoteando en aguas de no más de 11 grados C.
Se arma campamento, se aseguran los kayak entre el continente y la puntilla, y nos preparamos para la cena-almuerzo.
En la noche el viento arreció, así como las olas en la pequeña bahía ingresaban con fuerza….
Día 3 (martes 8)
De amanecida, el tiempo tranquilo del día anterior se convirtió en casi temporal. Afuera en el canal, el viento tendría unos 20 nudos, el agua estaba agitada, sólo quedaba esperar un cambio de condición, el meteo no indicaba nada bueno para el resto del día.
Se inicia cambio de posición de 2 carpas, salen del sector de la puntilla, a otro más protegido en la bahía, hacia el extremo norte, donde se prepara una planicie, con defensa de troncos y piedras.Ante el embate de las olas y la marea da inicio la operación de proteger todas las carpas con troncos y rocas, para no tener que cambiar la posición, aunque no había más espacio lejos del agua.
Se reubican los kayaks en una posición mas elevada y se amarran a un gran tronco para evitar sorpresas desagradables. Pasamos el día en pie de guerra contra el mal tiempo sabiendo que teníamos la batalla y guerra perdida.
En la noche la condición del tiempo se mantiene igual que durante el día.
En honor a lo acontecido, llamamos a esta playa, "playa inundación".
Día 4 (miércoles 9)
Las condiciones a la hora del desayuno se mantienen malas, se conversa de retroceder a una posición más protegida, a unos 3 km más al norte, y decidimos enviar una avanzadilla de 3 kayaks con radio, para indicar las condiciones y luego iría el resto del grupo. Días después nos enteramos que en la noche hubo ráfagas de viento por el canal de 110 km por hora.
Estábamos en el proceso de recoger el campamento cuando las condiciones cambian. Desaparece el viento se calman las olas y estamos con la marea subiendo... condiciones necesarias para pasar la punta Leopardo, donde también debemos esperar la corriente para cruzar. Estamos a 13 km en línea recta al punto de cruce.
Cambiamos el destino y nos vamos rápidamente al sur antes que el viento aparezca nuevamente. A las 10 de la mañana entra el último kayak al agua para continuar nuestro viaje a la laguna San Rafael.
Remamos a buen ritmo y a las 12,20 estamos cruzando Punta Leopardo, ya con lluvia que venia desde el norte, pero a resguardo de los vientos al dar vuelta la punta, así que relizamos una parada para acomodar cosas, tomar una ligera merienda mientras nos cae un diluvio. Cristóbal va con malestar en la espalda así que a tomar un remedio para el dolor.
Después nos dirigimos a Puerto Mecas o Puerto Nuevo, posible punto de campamento, pero decidimos sólo hacer un reconocimiento y continuar el viaje por el río Témpanos hasta la Laguna y de ahí al camping de CONAF.
La pasada por el río Témpanos, es suave, sin complicaciones, nos llueve parte del camino, pero suave, aprovechamos la marea que estaba aún subiendo hasta que llegamos a la Laguna San Rafael a eso de las 3:30 de la tarde.
El tiempo, cerrado pero estable, una neblina baja, no se ve el ventisquero, tampoco nos hemos cruzado con ningún témpano hasta este momento y una llovizna suave nos acompaña esta parte del trayecto.
Remamos hacia el sureste, en dirección del muelle o embarcadero de CONAF, a las 4 y fracción se levanta un poco las nubes y a lo lejos se ve el ventisquero San Rafael, entre los cerros al final de una puntilla. Remamos hasta el embarcadero llegando a él a las 5 de la tarde, después de una cruzada agotadora, con marcha casi forzada, el viento nos llegó al final sin mucha fuerza.
Comenzó la búsqueda de la guardería de CONAF, salió Carolina, Cristóbal, Rodrigo y Marcelo hasta un letrero que indicaba una ruta de un par de kilómetros, por lo que nos devolvimos y por radio los contactamos, había que continuar remando hasta una puntilla vecina al ventisquero, lugar más cercano al camping.
Luego de avanzar unos 30 minutos la avanzadilla se separa del grupo, llegando al sector de la guardería Caiquen (en la Laguna del mismo nombre) y el resto del grupo llega después de un buen rato y de un contacto por radio.
Los kayak, quedan desparramados al borde un sendero a la salida de la laguna. Había que descargar todo y trasladarnos hasta el camping, distante a unos 500 mts, donde había un fogón, zona de camping, baño, ducha (heladita), un fregadero.
Esa noche cocinamos en el fogón, nos ahumamos como cualquier pescado chilote listo para salir al mercado.
Casi todos armaron sus carpas, otros durmieron en el fogón, sobre las colchonetas.
Tuvimos una muy buena recepción por parte de los funcionarios de CONAF, incluso que nos ayudaron a trasladar las bolsas desde los kayaks hasta el camping.
Día 5 (jueves 10)
Amaneció tranquilo, durante la mañana el sol salió con fuerza, permitiendo secar ropa, cargar baterías con las celdas solares desplegadas por todo el entorno, parecía campamento de emergencia (en el buen sentido de la palabra), con todas las ropas cubriendo los arbustos, pero cuidando ya que el cielo se veía amenazador, y en cualquier momento se cerraba y se ponía a llover, cosa que así aconteció.
Al mediodía nos preparamos para ir a dar vueltas entre los hielos del ventisquero y por supuesto tomar unos buenos tragos con los hielos eternos.
Impresionante la visión desde una situación más baja que el agua, es decir sentado en un kayak, cuya línea de flotación está sobre la cintura. Navegamos entre los hielos y témpanos y no faltaron los audaces e intrépidos, que se subieron a un par de témpanos de buen tamaño, se sacaron fotos para inmortalizar dicha audacia.
También quedo en el registro fotográfico (fílmico) el par de giros esquimal realizados por Martín y Mauricio, quienes se lucieron, previo protegerse la cabeza con un gorro de neopren, realizaron su respectivos giros, sacaron aplausos y gritos, a esa altura éramos todos infantes con parte de la misión cumplida, haber llegado a la Laguna San Rafael, después de 3 meses de planificación.
A las 3 de la tarde iniciamos el regreso al campamento, el viento comenzaba a pegar fuerte contra los kayaks, levantando el agua contra nuestro regreso al campamento, así que nos fuimos bordeando la costa hasta ingresar a la Laguna Caiquen.
En la noche, nos informan de CONAF, que hay alerta de tsunami para las costas de Chile por el terremoto y tsunami ocurrido en Japón.
Día 6 (viernes 11)
Con la posibilidad remota de tener marejadas en la laguna por el tsunami, y para tranquilidad de nuestras familias que estaban siguiendo nuestro derrotero por Internet, se toma la decisión de no cruzar la laguna ese día.
Se coloca en Internet nuestra determinación y por teléfono satelital se avisa a Carolina en Santiago para que realice las llamadas a las familias que estamos todos bien y que esperaremos que pase la alerta.
También se avisa a CONAF, quienes por medio de Internet avisa a las autoridades que nos quedaremos en tierra por ese día
Salimos de trekking un grupo, hacia el mirador del ventisquero San Rafael, una caminata que se realizó a buen tranco y nos tomó una hora de viaje, una llovizna nos acompañó a ratos y cuando estábamos en el mirador. Allí nos entretuvimos mirando cómo los trozos de hielo del ventisquero se precipitaban a la laguna haciendo un fuerte ruido y levantado unas buenas olas.
De regreso nos encontramos con el otro grupo que se había ido de pesca, habían sacado 5 hermosos ejemplares desde la laguna Caiquen, y que fueron preparadas por Daniel, que con su mezcla de aliños y técnicas nos preparó y enseñó como cocinar el pescado en una salsa agridulce. Estuvo muy buena la cena de ese día.
Día 7 (sábado 12)
Temprano en la mañana se iniciaron los preparativo para desplazarnos al otro lado de la laguna, al sector del “deshecho”, lugar de cruce del istmo de Ofqui por los chonos.
Salimos en dirección sur-suroeste, rodeando la laguna por su parte más larga. Aprovechamos para realizar sesiones de fotografía entre los témpanos, sobre todo en los grandes. Fue una travesía relajada y el buen tiempo nos acompaño en toda la cruzada.
A las 2 de la tarde estábamos al otro lado de la laguna, realizamos un desembarco como a media hora de nuestro destino final, por necesidad imperiosa de unos de los expedicionarios, así que todos nos tomamos un descanso. Continuamos el viaje ya con dirección oeste, hasta visualizar una depresión el murallón a la orilla del lago. Estábamos en el "deshecho".
A las 5 de a tarde teníamos armado el campamento, y se organiza un grupo de exploración para buscar el camino hacia el Río Negro-Río San Tadeo. Fueron a explorar Mauricio, Alex, Martín, Marcelo y Jorge que nos acompaño los primeros 10 minutos.
La senda corre al lado de tres piscinas hechas por el hombre, a comienzos del siglo pasado, en un vano intento de unir el Golfo de Penas y la Laguna San Rafael por el interior. Avanzamos hasta que un riachuelo nos impidió continuar, desde allí se debería realizar la travesía con los kayak hasta encontrar el Río Negro.
Tomamos el tiempo de traslado en los espacios que había que portear o arrastrar los kayaks, fueron 15 minutos caminando sin peso y a buen ritmo, entre el barro y zonas duras.
Se comenta esta situación y algunos en principio no querían ir, finalmente se logra que 9 partieran al otro día en una salida de dos días, es decir ida y vuelta.
Día 8 (domingo 13)
Temprano en la mañana iniciamos el viaje arrastrando entre el pastizal los kayaks, habiendo dejado todo el peso extra con los 3 participantes que se quedarían en el campamento.
El porteo incluyendo las pasadas de las piscinas nos tomó una hora y media, con bastante esfuerzo.
El primer grupo que llega al riachuelo afluente del Río Negro, esperó al resto de los integrantes justo cuando se une este riachuelo con el río principal, se marca esa posición con el Spot para indicar que ya estábamos en movimiento hacia el Golfo de penas.
El tiempo estaba inestable con viento de norte y se levantaban pequeñas olas en el río así como una corriente a nuestro favor, pero generaba preocupación entre algunos de los kayakistas, ya que había que remontar en esas condiciones al otro día.
El río, se llama Negro por que su aguas son realmente oscuras como un buen tinto. Primero nos encontramos con el río Lucas, apareciendo por nuestra derecha, desde ese momento el río Negro pasa a llamarse Río San Tadeo, luego de un par de horas nos encontramos con el río Blanco, y realmente es una mancha blanca, aguas de deshielos, que se une al río San Tadeo que ya había aclarado un poco su color.
Mucho frío, viento y llovizna de vez en cuando nos acompañó hasta la llegada al golfo de Penas. Poco antes de llegar aparece al fondo a la derecha el ventisquero San Quintín, dando un toque de hermosura a nuestro descenso por el río.
Desembarcamos en la rivera sur del río San Tadeo, donde casi se junta con el Golfo de Penas, fuimos a reconocer terreno hasta la orilla del mar, que este se encontraba casi sin olas, pero sí con una resaca fuerte que unida al viento norte, hacía muy difícil intentar ingresar al golfo.
Para variar un poco tomamos fotos de todos y cada uno, marcamos posición con el spot. Nuestra meta más al sur y a orillas del Golfo de Penas se había cumplido y ya podíamos volver tranquilamente a la civilización. Pero aún quedaban aguas que recorrer.
Se ubica un lugar protegido para montar el campamento y preparar la cena, en ese momento nos dimos cuanta que al quedarse algunos de los integrante también se quedaron algunas de las cosas, como la olla para hacer la cena a nuestro grupo, y el agua a otro, por lo que jugamos al trueque, olla por agua.
Se determina en la cena, que la salida al otro día debería ser muy temprano, para aprovechar la marea y evitar el frente de mal tiempo (viento norte) que estaba anunciado para la mañana. Sería una marcha nocturna ya que no amanecería hasta la 8.
Día 9 (lunes 14)
Comienza el regreso, pero el regreso de verdad, con esa sensación que ya se había terminado la expedición, habíamos llegado a destino y ya estábamos volviendo. A las 5 de la mañana se inicia el proceso de levantar campamento, no habría desayuno solo la famosa ración de marcha que nos había acompañado en cada desplazamiento, no había tiempo que perder, el río estaba tranquilo no corría viento, sólo el frío y una delgada neblina cubría el entorno. No había luz nos apoyábamos en nuestros focos frontales para realizar todas las maniobras y a las 7 de la mañana estábamos remando remontado o deshaciendo el camino del día anterior. En fila india con Mauricio y Martín a la cabeza marcando el rumbo, Marcelo cerrando la columna para que no se quedara ningún rezagado, continuamos así, hasta más o menos hasta las 8 de la mañana, cuando ya había amanecido y podíamos desarmar la columna.
A las 12 del día estábamos de regreso en el campamento del “deshecho”, cansados pero contentos, no nos había tocado el frente de mal tiempo, tampoco viento, y la corriente en contra era de sólo 0,8 km por hora, nada en comparación con el día anterior que era de unos 4 a 6 km por hora pero de bajada.
Los tres que se quedaron tuvieron que mover el campamento hasta un lugar más protegido, debajo de los árboles donde se daban las condiciones incluso para hacer una pequeña fogata. El frente de mal tiempo que nosotros esperábamos a nuestro regreso se había adelantado y les tocó a ellos en la tarde y noche del día anterior.
Día 10 (martes 15)
Se inicia el regreso al camping de CONAF, al otro lado del lago, esta vez para evitarnos los vientos y marejada anunciadas, iríamos por la pared sur de la laguna, es decir hacia la desembocadura y rodearíamos la laguna protegidos hasta la laguna Caiquén.
En este proceso de moveros hacia el sur cruzamos varios témpanos, y en uno de esos si mal no recuerdo, Cristóbal indica que a lo lejos se ve una mancha oscura y que se mueve, toda la columna de kayak raudamente cambia de rumbo a investigar que era esa mancha oscura sobre un témpano... Hermosa sorpresa, una foca leopardo estaba descansando y tomando el poco sol que se dejaba ver, un animal enorme de unos buenos cientos de kilos, nos vio desfilar al frente de ella y levantaba la cabeza para observarnos sin mucha preocupación.
Continuamos viajando hacia el borde sur de la laguna y luego pegado a la costa hasta llegar a nuestro lugar de desembarco, la cena y a descansar hasta el otro día.
Día 11 (miércoles 16)
Se inicia el día, planificando una última salida al ventisquero en kayak, después de discutir a que hora era mejor salir de la laguna con la embarcación que nos debería venir a buscar, de la cual no teníamos noticias ya que no respondían al celular de contacto.
A eso de las 10 de la mañana nos avisan, que la embarcación estaba en el muelle y que podíamos iniciar el regreso. Por radio se coordina para que a las 3 de la tarde comenzáramos a cargar los kayak. Había que desarmar campamento cargar los kayak, viajar hasta el muelle, descargar todo y subir los kayak a la embarcación, era tarea de unas 3 horas.
Partimos en la embarcación “Don Jorge”, a las 3 0 4 de la tarde, el capitán anuncia que nos detendríamos a descansar bien avanzado el viaje, pero dependería de las condiciones climatológicas, las que se presentaron muy buenas por lo que continuamos en navegación nocturna por un periodo de 15,5 horas, para llegar al otro día de madrugara a Puerto Aysén…..
En el trayecto nos paseamos entre la cabina de mando, la cocina y el dormitorio, hicieron furor las ayudantes de navegación Eugenia y Carola, que tenían al capitán casi a punto de colapsar. Mal no lo hizo el navegante Cristóbal que con binocular en mano trataba de detectar a los piratas para evitar un abordaje.
En el otro extremo Giovanna, convertida en pinche de cocina estaba haciendo de las suyas con las sopaipillas al estilo marinero, estas sopaipillas se convirtieron en nuestra ración de marcha de esa jornada.
Día 12 (jueves 17)
Llegamos a Puerto Aysen a las 7 de la mañana, nos trasladamos a unas cabañas y a limpiar, secar y preparar las cosas para cuando llegara la camioneta con el acoplado para subir los kayak y de regreso a casa.
Esa noche fue la gran cena de despedida de la expedición en el mejor restaurante de Puerto Aysen, nos maltratamos con unos platos de la zona.
Día 13 (viernes 18)
Temprano en la mañana se fue Eugenia y Daniel, compromisos urgentes obligaron a adelantar los pasajes.
El resto de los integrantes nos vamos a Coyhaique, salimos a caminar por sus alrededores, al sector del ovejero, donde cada uno realizó sus piruetas en torno a las estatuas en homenaje a los colonos de la región. Luego fuimos al mirador de la "Cabeza del Indio", que a decir verdad, no fue muy claro donde estaba, fotos y más fotos, parecíamos turistas.
Día 14 (sábado 19)
Tal como llegamos, nos fuimos de la zona, en dos grupos, ese día el primer grupo sale con destino a Balmaceda a las 10 de la mañana, en el aeropuerto nos encontramos con Alex y Jorge, que se habían separado en Puerto Aysén.
Más tarde partiría, el resto de la cordada, dejando en el recuerdo todos los datos descritos mas arriba.
La meta final
Nuestro objetivo, remar hasta la Laguna San Rafael, navegar entre los hielos, cruzar la laguna y realizar la travesía de los antiguos Chonos hasta el Golfo de Penas.
Podemos decir misión cumplida, no sin problemas pero al final son buenos resultados, un grupo no menor, donde no se generaron conflictos y que pudimos realizar una travesía de esfuerzo y placer por la remada.
Hasta una próxima salida.
Participantes:
- Jorge
- Alex
- Rodrigo
- Carolina
- Eugenia
- Cristóbal
- Mauricio
- Marcelo
- Daniel
- Martín
- Marisol
- Giovanna